DEVOCIONARIO -APRENDIENDO A ORAR

Ponerse en presencia de Dios

-Ponte en presencia de Dios -Date cuenta de que Él está allí; Él te mira, te conoce, te penetra con su luz
-Date cuenta de que todo esto es muy importante porque orar es unirse con Dios que está presente delante de nosotros en estos momentos...
-Si no se establece esta relación de unión con Dios, no es oración cristiana

La oración se inicia con una invocación al Espíritu Santo

-Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
-Envía tu Espíritu Creador. Y renueva la faz de la tierra.
-Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Actos preparatorios

Acto de fe:
Señor, creo que tu estás aquí, dentro de mí. No te veo, ni te oigo, ni te siento, pero creo que sí estás realmente aquí. No hay ningún rincón de mi cuerpo o de mi alma escondido para ti, pues tu me penetras totalmente con la luz de tu inteligencia. Creo todo lo que tu me enseñas por medio de tu Palabra y por medio de la santa Iglesia Católica.

Acto de esperanza:
Confío en tí, Señor. Sé que miles de personas confían en otras cosas como dinero, prestigio, posición social, sus propias cualidades.... Pero yo confío únicamente en ti. Sé que nunca me vas a fallar y que siempre eres fiel. Espero en ti para la salvación de mi alma y que me darás todo lo necesario para alcanzar la vida eterna.

Acto de caridad:
Te amo, Señor, porque eres infinitamente amable. Quiero amarte con toda mi inteligencia, con toda mi voluntad, con todo mi corazón y con todas mis fuerzas. Quiero amarte como tú me amaste, con un amor hecho de esfuerzo y entrega. Te ofrezco esta meditación como una manifestación de mi amor. Quédate conmigo durante la meditación y durante toda mi jornada.

Acto de humildad:
Me doy cuenta, Señor, que no soy nada. Soy lo que soy delante de tí. No soy más porque los hombres me alaben, o menos porque me vituperen. Ayúdame a darme cuenta de mi miseria física, moral y espiritual. Si produzco fruto en mi vida es porque tú me das tu gracia. Perdóname mis pecados, que son muchos. He traicionado tu amor tántas veces...

Acto de entrega:
Yo me consagro una vez más a tí, Señor. Aquí tienes mi boca para hablar las palabras que tu quieres que hable; tienes mis pies para llevarme a donde tú quieres que vaya; tienes mi mente para que piense lo que tu deseas que piense. Te ofrezco mi corazón para que tú ames en mí a todos los hombres con los cuales me encuentre hoy.

Acto de gratitud:
Te agradezco, Señor, por haberme creado, por haberme llamado a la fe católica. Te agradezco especialmente por todas las veces que me protegiste y no me dejaste caer en pecado. Te agradezco, de antemano, el fruto que deseo sacar en esta meditación.